lunes, 3 de abril de 2006

Pero qué barbaridad

Ya está, decidido. Lo dejo. Pues claro que sí.

Porque ser un bárbaro, amigos, no es fácil. Claro, todo el mundo se cree que lo único que tienes que hacer es pasearte por ahí en taparrabos, soltar un par de espadazos aquí y allá y hala, a pisar con tus toscas sandalias los enjoyados tronos de la tierra...

Pues no, oiga. Que la cosa tiene su intríngulis, se lo digo yo que de esto entiendo un rato. No sabe usted la cantidad de princesas en apuros que luego resultan ser viejísimas brujas malvadas. Que ojo, yo no tengo nada en contra de un poquito de maquillaje, pero es que luego te llevas cada susto... O la de magos con estreñimiento que corren por ahí. Pero, ¿qué les habré hecho yo? Qué asco que les he cogido. Es ver una túnica y echarme la mano a la espada. O la cantidad de ranas, arañas, ratas, zarigüeyas, pulpos, ornitorrincos o berberechos aquejados de una mezcla de gigantismo y mala leche, que se creen que uno es una especie de desayuno con patas. Pero, ¿qué les darán de comer para que se les críen tan majos? Aparte de bárbaros, quiero decir.

Por no hablar de los Templos Ocultos, Templos Secretos y Templos quéseyo... ¡habráse visto! ¿cómo los construyen? ¿pegando los ladrillos con saliva? Porque es que es retirar la joya del totem, o pasar a espada al inquilino principal y oye, ¡es que se te caen encima! ¡Los cojones pelaos tengo yo de salir corriendo de Templos que se caen! ¡Ayer mismo tuve que salir por patas del Sagrado e Innominable Templo Secreto de El-Karmel! Es que a según qué arquitecto me gustaría agarrarlo de los huevos y preguntarle, ¿y a tí, quien te ha dado el carné para edificar? ¿o te tocó en una tómbola? ¿Los ayuntamientos no tendrían que controlar un poquito más este tema? Hombre por favor.

Y luego están las incomodidades en general. Que por cada noche que puedes dormir tranquilito, en un burdel de esos con encanto que vienen en la Guía Valyria, tienes cuatro o cinco noches de acampada a cielo raso, con sus emboscadas, sus hombres lobo, sus vampiros zombi y qué se yo. Que no hay quien pegue ojo, y luego vete tú a exterminar sátrapas con el sueño atrasado y ojeras hasta los pies.

Y el uniforme, ja, que ésa es otra. Porque el taparrabos queda genial para la pose, y a las nenas les mola, pero luego tienes que ir con mucho cuidado de dónde te sientas, que tengo más cicatrices en el culo a causa de las zarzas que patas un pulpo gigante de ésos. Y aparte la higiene, claro. Que tras un mes en el desierto, cuando paso cerca de un oasis mi taparrabos se va él solito a tomarse un baño. Y no me hagáis hablar de cómo tengo que limpiarme el culo en pleno monte...

Y luego, claro, está el Caballero Negro de los cojones, siempre dando pol...



Que lo dejo y ya está, hombre. Que es muy estresante.

[Una imagen graciosamente donada por SAHIHER]

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